LA NARRATIVA DEL RÉGIMEN CUBANO HA COLAPSADO
Yunior García es un dramaturgo y activista por los derechos humanos, que saltó a la palestra política internacional desde aquel día 11 de julio de 2021 en que se escenificó en La Habana la famosa marcha por el cambio.
Nació en la ciudad de Holguín y creció en el barrio habanero de La Coronela, donde se inició como actor y promotor de teatro, para posteriormente integrar el colectivo cultural 27N que aboga por una apertura en materia de derechos y entendimiento entre cubanos, independiente de ideologías, credo, rezos, raza o país de residencia.
Para Yunior García “el nonagenario Raúl Castro es quien mantiene unidas todas las partes, al estilo “Corleone”, impidiendo que esas fuerzas en pugna dentro de Cuba se lancen unas sobre otras”. Para el fundador de la Plataforma Cívica Archipiélago, “los servicios policiales y de inteligencia castristas siguen utilizando infiltrados y perfiles anónimos en las redes, han generado confusión y sospechas, desacreditando cada alternativa realista que surja dentro de la oposición”.
Yunior García, que se vio obligado a exilarse en España desde el 16 de noviembre de 20121, asegura que “las embajadas cubanas funcionan como centros de operaciones de inteligencia, no solo para obtener información y reclutar personajes de extrema izquierda, sino además para incidir en todos los procesos en los que logren introducirse”. Este joven escritor de guiones para la televisión, en los que destacan sus creaciones para la telenovela Latidos y la serie musical Academia, concluye en que el régimen castrista utiliza la ola migratoria no sólo como válvula de escape, sino además como inversión.
Cada cubano que emigra se convierte en una potencial fuente de remesas”. Al artista cubano le costó salir de su país aquellos 15 minutos utilizados para pronunciar unas palabras frente al edificio del Instituto Cubano de Radio y Televisión, en medio de la histórica protesta del 11 de julio, desde entonces Yunior García participa en eventos en los que. No deja de sentenciar que, “Cuba exporta médicos en condiciones que pueden definirse como esclavitud moderna. Hay centenares de testimonios sobre torturas y tratos crueles en cárceles y estaciones de policía. En Cuba tampoco existe la separación de poderes, por tanto, los tribunales obedecen, por encima de la ley, las orientaciones del partido único”.
El equipo de comunicaciones del Observatorio Geopolítico de América Latina presenta a continuación la entrevista sostenida con el afamado dramaturgo cubano:
1- ¿Qué sostiene a la tiranía castrista en el poder después de 63 años de control sobre Cuba?
El régimen cubano atraviesa el peor momento de su historia. La crisis es total, no solo por aferrarse a un modelo socioeconómico obsoleto, decadente e insostenible, sino porque su narrativa también ha colapsado. Las fracturas dentro del aparato de poder son visibles. Díaz-Canel es un burócrata sin liderazgo, ni peso histórico, ni “ashé”, una palabra yoruba relacionada con la virtud y la buena suerte, lo que lo convierte en el dirigente más impopular en 6 décadas. Quizás, solo el nonagenario Raúl Castro es quien mantiene unidas todas las partes, al estilo “Corleone”, impidiendo que esas fuerzas en pugna se lancen unas sobre otras.
El pueblo está harto, como ha demostrado en estallidos como el del 11J, en las redes sociales y en los últimos simulacros electorales, donde se ha disparado el abstencionismo. Sin embargo, no existen vías democráticas para sacarlos del poder. El Partido Comunista es el único permitido y cuenta con poderes por encima de la Constitución. La oposición no puede presentarse ni siquiera a los cargos más pequeños. Las elecciones no son más que votaciones placebo, donde el Partido único define y decide todo el proceso. La Seguridad de Estado vigila y controla cada mínimo espacio de la sociedad. Hay más de mil presos políticos con condenas elevadísimas. Y el régimen ha empujado al destierro a la mayoría de los líderes opositores a los que no les convenía poner en la cárcel.
Hay que reconocer también que la Seguridad del Estado ha sido efectiva desarticulando cada embrión de proyecto de cambio. Utilizando infiltrados y perfiles anónimos en las redes, han generado confusión y sospechas, desacreditando cada alternativa realista que surja dentro de la oposición. El exilio, por su parte, mantiene una actitud combativa, pero estancada, sin lograr avanzar más allá del discurso y la denuncia. El régimen cuenta además con fuertes aliados internacionales y con la actitud pasiva de la mayoría de las instituciones y gobiernos democráticos.
Algunos mandatarios han visto el problema cubano como incorregible y han acabado naturalizando el fenómeno. El cubano de a pie es incapaz de ver la luz al final del túnel. Su prioridad no parece estar encaminada en buscar un cambio, sino en escapar de allí a cualquier precio.
2-¿Qué influencia ejerce en América Latina?
A pesar del colapso de la narrativa castrista, todavía persiste una especie de “resaca del mito” en América Latina. Si antes el régimen cubano se encargaba de organizar, entrenar y financiar guerrillas, ahora hacen lo mismo con movimientos sociales y figuras públicas con potencial para insertarse en gobiernos.
Las embajadas cubanas funcionan como centros de operaciones de inteligencia, no solo para obtener información y reclutar personajes de extrema izquierda, sino además para incidir en todos los procesos en los que logren introducirse.
El régimen cubano también funciona como testaferro de los intereses de Rusia y China en zonas como África y América Latina.
3- ¿Cómo sobrevive el pueblo en medio de las crisis económica y carencias sociales?
Para sobrevivir, entre los cubanos se ha generalizado la corrupción. Cuando se busca trabajo, lo importante no es el salario, sino lo que pueda robarse en ese local. Y esta práctica ha incidido incluso en el lenguaje, ya no se dice “delinquir”, sino “luchar”. También ha aumentado considerablemente la violencia. Las propias estadísticas del régimen son alarmantes, indicando un aumento de la mortalidad, las enfermedades y el crimen.
Por otra parte, el régimen utiliza la ola migratoria no sólo como válvula de escape, sino además como inversión. Cada cubano que emigra se convierte en una potencial fuente de remesas. Y entre los jóvenes es tan grande el deseo de emigrar, que algunos incluso se han ido a Rusia, siendo utilizados como mercenarios en la guerra contra Ucrania.
4-¿Qué mecanismos de resistencia activa los sectores disidentes?
Resulta extremadamente difícil activar acciones efectivas desde dentro. El régimen no solo puede condenarte, sino además mantenerte aislado y asfixiarte como ciudadano. Un disidente en Cuba se enfrenta a que le corten el internet y el teléfono, a que lo expulsen de su centro de trabajo o de estudios, a que le impidan salir de su casa (sin necesidad de una orden judicial), a recibir actos de repudio de supuestos vecinos, a ser acosado y amenazado constantemente por la Seguridad del Estado, incluso a sufrir “accidentes” que acaben con su vida.
Articularse es todavía más complejo. Casi el único espacio que le queda al disidente es el de las redes sociales, y el régimen intenta ejercer cada vez más control sobre ese espacio. El régimen ha organizado durante años una falsa sociedad civil, que en realidad obedece fielmente al partido único y que es utilizada para controlar y enfrentar cualquier brote de una verdadera sociedad civil.
Sin embargo, cada día crece el número de ciudadanos que pierden el miedo y deciden enfrentarse al aparato. La posibilidad de un nuevo estallido social es inminente.
5-¿Qué violaciones de derechos humanos se cometen en Cuba?
Fidel Castro resumió el asunto de los derechos en una fórmula inspirada en Mussolini: “Contra la Revolución, nada. Contra la Revolución, ningún derecho”. Si un ciudadano se declara contrario al gobierno, el propio poder lo clasifica como un “gusano”, o sea, alguien sin humanidad, al que puede aplastar fácilmente.
Pero no solo son privados de derechos los que asumen una actitud política contraria al dogma oficial, sino que todo el pueblo es visto como una masa amorfa, como un rebaño. Cuba exporta médicos en condiciones que pueden definirse como esclavitud moderna. Hay centenares de testimonios sobre torturas y tratos crueles en cárceles y estaciones de policía. En Cuba tampoco existe la separación de poderes, por tanto, los tribunales obedecen, por encima de la ley, las orientaciones del partido único.
Tampoco existe libertad de movimiento. Los que residen en provincias no pueden permanecer mucho tiempo en la capital si no cuentan con una justificación creíble. Existen listas de ciudadanos “regulados”, que no pueden salir o entrar al país, de manera totalmente arbitraria. Y ni hablar sobre la libertad de pensamiento, opinión o expresión. Criticar a Díaz-Canel en tu muro de Facebook o en la calle, podría significar desde una multa hasta una condena de cárcel.
Hasta hace poco, la policía podía detenerte si te agarraban distribuyendo ejemplares de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. La declaración fue directamente relacionada con los movimientos opositores. Incluso existe un video en YouTube donde un grupo de simpatizantes del régimen grita a todo pulmón, en un acto de reafirmación revolucionaria, la consigna: “¡abajo los derechos humanos!”
Por eso resulta imperativo trabajar para que los ciudadanos conozcan sus derechos y adquieran herramientas para conquistarlos y defenderlos. El régimen sabe que vive sus últimos días y hará todo lo posible por mutar, para conservar sus privilegios. Cambiarán, para que todo siga igual. Le corresponderá a cada cubano con conciencia, impulsar un cambio real hacia una verdadera democracia.
La entrevista con Yunior García ofrece una visión crítica de la crisis en Cuba, con un régimen en declive y una falta de vías democráticas efectivas. Se destaca la influencia del régimen en América Latina y las dificultades del pueblo cubano para sobrevivir en medio de la crisis.
La resistencia enfrenta obstáculos significativos, pero hay indicios de un cambio posible. Se documentan violaciones de derechos humanos generalizadas en Cuba, enfatizando la importancia de que los ciudadanos conozcan y defiendan sus derechos para lograr una verdadera democracia.
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